Durante una catástrofe, nuestros cerebros están constantemente pendientes de la próxima amenaza, y esto hace que nuestro cerebro libere continuamente cortisol, una hormona clave del estrés. Con el tiempo, el estrés constante hace que las personas se cansen y no puedan controlar sus emociones con la misma eficacia.
El Dr. Mauseth dice que incluso aquellos que no suelen sentir depresión o ansiedad tendrán dificultades durante una catástrofe como la de COVID-19. Pueden tener dificultades para concentrarse o recordar detalles, o pueden tener un temperamento más corto y ser más propensos a mostrar ira y frustración hacia los demás. Por eso recomienda aprender habilidades que ayuden a identificar y controlar nuestras emociones. Ella llama a estas habilidades COPE, CALM y CARE.
¿No sería bueno que a veces pudiéramos hacer una pausa o detener las cosas que suceden a nuestro alrededor el tiempo suficiente para respirar profundamente?
Los informes sobre el COVID-19 empezaron a circular, pero la gente no estaba segura de cuándo o si llegaría a nuestras comunidades ni de su peligrosidad. Esta incertidumbre provocó sentimientos de miedo y ansiedad.
El impacto de COVID-19 se convirtió en una realidad y la gente empezó a sentir conmoción y pánico. Para protegerse a sí mismos y a sus familias, muchos empezaron a acumular suministros como harina y papel higiénico.
Los estados empezaron a comprar respiradores y equipos, y en algunos casos provocaron guerras de ofertas que dispararon los precios.
La gente empezó a hornear pan de masa madre y a limpiar los armarios decidida a sacar lo mejor de la situación. La ayuda y los suministros para la catástrofe se hicieron fácilmente accesibles.
A medida que la pandemia avanzaba, la gente empezó a cansarse de las restricciones. Echaban de menos ver a sus familiares y amigos. Se vieron abrumados por el virus y sus pensamientos, acciones y comportamientos empezaron a decaer.
Los individuos y las comunidades comienzan a asumir la responsabilidad de reconstruir sus vidas y la gente se adapta a una nueva "normalidad" mientras sigue lamentando las pérdidas. Ahora que la vacuna está disponible, anticipamos que la fase de recuperación está a la vuelta de la esquina.
Hay MUCHAS experiencias bien conocidas y MUY COMÚNES que le ocurren a la mayoría de las personas durante la fase de desilusión de la respuesta y recuperación de la catástrofe.